jueves, 29 de octubre de 2015

EL GAUCHITO ANTONIO GIL

La cultura popular en “La Franja”

Onda expresión correntina de nuestra fe popularen la cruz de Antonio Gil el pueblo viene a rezary a su modo, clama al cielo por la justicia socialy por ese catecismo que no le supimos dar.                                                                       Julián Zini – Poeta y sacerdote


EL GAUCHITO ANTONIO GIL 




La religiosidad popular está intrínsecamente vinculada a la cultura popular y ésta a la fiesta. En “la franja” (Partido de San Martín, Provincia de Buenos Aires, Argentina), donde viven hombres y mujeres provenientes de distintas provincias argentinas y de países vecinos,  se reproducen muchas de las expresiones de religiosidad y cultura popular que se presentan en nuestro país y éstas expresan datos de las culturas e historias de nuestras comunidades nacional y latinoamericana.
La Virgen de Itatí es celebrada en especial por la comunidad correntina, Nuestra Señora de Copacabana es ruidosa y alegremente festejada por la comunidad boliviana, la Virgen de Caacupé por los paraguayos y así muchas otras devociones. Una de ellas, recordada y destacada originalmente por correntinos y litoraleños, es hoy una festividad que se celebra en todo el país (y en los vecinos), nos estamos refiriendo a la del “Gauchito Gil”.   
Si bien la primera cruz y luego “santuario” recordatorio del “Gauchito” se levantó en Mercedes (Corrientes), sus imágenes y ermitas se reproducen a lo largo y a lo ancho del país, encontrándose oratorios desde los Valles Calchaquíes (Salta), hasta Ushuaia (Tierra del Fuego). Los lugares elegidos son cruces de camino, donde se atan a un árbol o a una caña tacuara, las cintas rojas que lo identifican. En estos lugares los caminantes, automovilistas y camioneros lo saludan pidiendo protección  para el viaje.

¿Quién fue el Gauchito Gil?:

De Antonio Mamerto Gil Núñez, más conocido como “el Gauchito Gil”, o como Curuzú Gil (del guaraní curuzú = cruz), no hay datos exactos sobre su vida, pero podemos afirmar que nació aproximadamente entre los años 1830 y 1840 (probablemente más cerca de este año) y que falleció aproximadamente en 1870, a fines de la guerra al Paraguay. Si bien la tradición oral no es exactamente coincidente, hay acuerdo en que la fecha de su deceso fue el 8 de enero. Algunos lo recuerdan como un gaucho rebelde que ayudaba a sus vecinos pobres y para ello inclusive se apropiaba de bienes de los más poderosos, como sucedía con los gauchos rebelados contra una autoridad injusta. Otros simplemente afirman que era un hombre leal, creyente, de palabra y gran corazón, e integrante del Partido Federal. En esos años Bartolomé Mitre, en alianza con el Imperio del Brasil y a instancias de Gran Bretaña, decide participar de la denominada Guerra de la Triple Alianza, a fin de castigar una de las experiencias más independentistas del continente, la desarrollada por la nación guaraní.
Mientras los países de la región subordinaban sus políticas a la división internacional del trabajo, cumpliendo el papel de simples proveedores de materia prima y en estrecha vinculación con la potencia dominante (Gran Bretaña), la República del Paraguay había concretado una política claramente independiente, alcanzando un gran desarrollo industrial. Así construía ferrocarriles, telégrafos, fábricas de pólvora, papel, loza, azufre, tintas, etc., explotaba caleras, extraía salitre, tenía obrajes estatales, una importante fundición en Ibicuy, flota fluvial y de ultramar propia (once buques de vapor y 50 veleros), había diversificado sus cultivos y sostenía una fuerte presencia del Estado en la economía. Además para desarrollar su industria, había prohibido exportar materias primas, los extranjeros tenían vedado adquirir tierras, no comerciaba ni suscribía empréstitos con los británicos y tampoco entregaba sus servicios públicos a los capitales de esa potencia. Paralelamente había decidido que “todo esclavo, por el sólo hecho de pisar tierra guaraní deviene en hombre libre” (¡Qué inquietante medida para su vecino el Imperio del Brasil, que sostenía su economía en base al trabajo esclavo!), logrando al mismo tiempo una importante distribución de la riquezas, contando además con un sistema de protección social para los más débiles (viudas y huérfanos). Sin dudas era un pésimo ejemplo para las oligarquías de sus vecinos e insoportable para la citada potencia dominante.
Frente a esta guerra, muchos hombres y mujeres, a lo largo de todo el país, se pronunciaron y levantaron, negándose a pelear contra sus hermanos paraguayos y por la infamia que significaba esta alianza. Desde José Hernández hasta Felipe Varela y López Jordán, numerosas fueron las expresiones y resistencias a la guerra, las que se multiplicaron en todo el territorio y muy especialmente en las provincias del litoral. Inclusive, desde su residencia en Francia, Juan Bautista Alberdi la condenó, calificándola como “la guerra de la triple infamia”.
Antonio Gil, como todos los hombres del Partido Federal (de allí el color de sus ermitas), se pronuncia contra la guerra y se niega a participar de ella, convirtiéndose para el mitrismo en un “gauchillo alzado” o en un “gauchillo y desertor”. 
Por esta causa es detenido y trasladado a Goya para juzgarlo. El pueblo al enterarse se moviliza reuniendo firmas para lograr su liberación, la que finalmente es dispuesta por la autoridad local. Pero los detenidos en la mayoría de los casos no llegaban a ser juzgados y Antonio Gil, sabiendo que lo iban a ejecutar, le dijo al sargento que lo trasladaba “no me mates porque la orden de perdón viene en camino”, a lo que este le replicó “de esta no te salvas”. Frente a ello, Antonio le manifiesta que cuando regrese a Mercedes le comunicarán que su hijo se estaba muriendo y que -como iba a derramar sangre inocente- lo invocara para que él intercediera ante Dios para salvarlo (Era bien sabido que la sangre de inocentes servía para pedir milagros). De todas maneras la suerte “del Gauchito” estaba sellada y luego de una burla el sargento lo ejecutó. Cuando el milico vuelve a Mercedes se entera del perdón y recordando las palabras del Gauchito se dirige a su casa comprobando que su hijo de corta edad, tenía altísima fiebre y había sido desahuciado. Frente a esto se arrodilla e implora al Gauchito para que intercediera por la vida del niño. A las pocas horas el milagro estaba concedido y el sargento -con ramas de ñandubay- construye una cruz, la que carga sobre sus hombros, volviendo al lugar donde había asesinado al Gauchito, para colocarla y pedir perdón. La cruz dio el nombre al cruce de caminos y se fue convirtiendo en un lugar de peregrinación alcanzado la  dimensión con que hoy se la conoce.









































Av. Central - Ermita del Gauchito Gil 
en el barrio La Carcova
















Lic. Jorge Benedetti


















Dicen que fue su delito soñar con la libertadNo aguantarse la injusticia y alzarse al monte nomasTal vez por eso mi gente le reza cada vez másY hay quien dice que a la larga mi pueblo lo va a imitarJulián Zini




Qué dice la Iglesia Católica sobre la devoción al Gauchito:


El Obispo de Goya, Ricardo Faifer, junto a los sacerdotes de su comunidad, han firmado cartas dirigidas a los peregrinantes, donde entre otras cosas hacen referencia a la “Novena a la Cruz Gil”, la que fue publicada por la Editorial Santa María y cuyos autores son Luis Adis, Vicario General del obispado y Julián Zini, quien además de ser Vicario Episcopal para la Cultura, es poeta y autor de numerosos y conocidos chamamés, como “Memorias de la sangre”, “Avío del alma”; “María de los lapachos”, Ñandé Roga”, “Cambá caridá”; “La distancia”, entre muchos otros.   
Mons. Faifer recomienda la novena “porque es un material para enriquecer con la Palabra de Dios el recuerdo de Antonio Gil y de nuestros queridos difuntos”, explicando el valor de la Cruz en la fe de los creyentes. Además manifiesta que Antes que nada, y porque la Cruz Gil es un lugar y un acontecimiento donde miles de bautizados van a rezar, deseo estar junto a ustedes, los acompaño y bendigo los esfuerzos y sacrificios que ustedes hacen para expresar su fe de esta manera. En esta devoción de algún modo, estamos continuando el culto que la tradición campesina tributó, desde antiguo, a sus fieles difuntos. Perduran ciertas expresiones de religiosidad que en su celebración incluyen la música, el baile, el rezo y el convite”. 
Más adelante agrega que “Es oportuno advertir cómo espontáneamente muchos hermanos correntinos unen al recuerdo de la Cruz de Antonio Gil una sentida devoción a la Madre del Señor, en la imagen y advocación de nuestra tierna Madre de Itatí.” 
Por último concluye: “Queremos asumir este difundido recuerdo de Antonio Gil y ayudar a su purificación y mejoramiento con la Palabra de Dios. Por todo esto, y como una ‘ayuda pastoral’ para nuestra fe y nuestra oración, les presento hoy esta Novena y apruebo su publicación”.  
De esta manera la fe y la cultura popular se unen en el recuerdo de un mártir de nuestro pueblo, gaucho federal, hombre leal y patriota y muy recordado en “el otro San Martín”.
Leopoldo Hernández y Equipo




GAUCHO DE J.L. SUÁREZ
Hermana Patricia V. Ataria

Caminando Suárez, no podrán negar
la fe de mi pueblo simple y popular.
Fe de los abuelos, y de más atrás,
Que nos trae la Virgen y muchos santos más.
En muchas ermitas, rojo carmesí,
se alza entre banderas el Gauchito Gil.
Rojo de esperanza, rojo de pasión.
¡Con tu vino alegramos nuestro corazón!

En cada esquina, fiel,
del pobre, defensor
Gauchito, amigo
dejame arrimar a tu santidad
y llevame a Dios.

De Itatí a Lanzone, Villa Hidalgo y más
Barrio Independencia, Carcova total.
En 13 de Julio, Curita y Luján
y, hasta en la Avenida Márquez
te suelo encontrar.
Gaucho de mi pueblo, gaucho Antonio Gil
tu sangre inocente, vida dio al morir.
Vida que se enciende contagiando amor;
Devolviendo a la injusticia la gracia de Dios.

En cada esquina, fiel,
del pobre, defensor
Gauchito, amigo
dejame arrimar a tu santidad
y llevame a Dios.

Hace ya unos años junto a la estación
recibe los ruegos de quebrada voz.
Ruegos que parecen mecer su dolor,
chamamé que baila y canta
el gaucho de Dios.

En cada esquina, fiel,
del pobre, defensor
Gauchito, amigo
dejame arrimar a tu santidad
y llevame a Dios.


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