viernes, 23 de mayo de 2014

VIAJE DE FRANCISCO A TIERRA SANTA

Generación Francisco expresa su adhesión a la histórica visita de nuestro Pontífice a Tierra Santa y solicita a todos que acompañen con sus oraciones esta misión a favor de la paz y la unidad entre los pueblos de  todo el orbe, de la que se siente parte,  en tanto uno de sus fundadores, el Padre Pepe Di Paola, acompaña en la Delegación Argentina, a Su Santidad Francisco.

Reseña informativa
Antecedentes
El 5 de Enero de 1964, Pablo VI daba comienzo a su peregrinación a Tierra Santa. Después de casi veinte siglos un sucesor de Pedro retornaba a la patria de Cristo, con un profundo sentido espiritual, en el marco del Concilio Vaticano II. Un mes antes, el papa Montini sorprendió a los padres conciliares anunciando su viaje. Fue el primero de los viajes del Papa Viajero. Breve. Solo tres días. No hubo invitaciones ni ningún acontecimiento particular. Tampoco una preparación previa como ese viaje tan importante lo hubiera supuesto.
La historia aún no ha resaltado  suficientemente su memorable abrazo con el Patriarca de Constantinopla, Atenagoras I.  
Un año después, mediante una declaración conjunta Pablo VI y Atenagoras I "cancelaron de la memoria de la Iglesia la sentencia de excomunión que había sido pronunciada"  revocando los decretos de mutua excomunión que en el año 1054, provocaron el cisma de Oriente y Occidente.
El ecumenismo comenzaba a recorrer un camino sin retorno. Y para conmemorar aquel acontecimiento Bartolomé I de Constantinopla, en un célebre discurso, al día siguiente de la elección de Francisco, lo invitaba a encontrase en Tierra Santa para conmemorar conjuntamente los 50 años de aquel abrazo. A esa invitación se sucedieron las invitaciones del Estado de Israel, del Estado Palestino y del Reino de Jordania.
 Francisco continúa así lo que ha sido una línea,  sostenida desde la inspiración misma del Concilio Vaticano II y, particularmente, de San Juan XXIII y en que no fue menor la ruta trazada por Benedicto XVI, y  su convocatoria al Primer Sínodo para Medio Oriente, que fue "un nuevo Pentecostés" para los obispos participantes.
 En ese marco ecuménico se inscriben los esfuerzos del diálogo interreligioso que no fueron una preocupación menor de la Iglesia y del Cardenal Bergoglio en Buenos Aires, que será acompañado por el Rabino Abraham Skorka y de Omar Abboud, líderes de la comunidades judía e islámica en nuestro país y amigos de Bergoglio en la búsqueda de los mejores caminos del diálogo interreligioso en Argentina.
Detalles del viaje
La primera escala será en Jordania, donde visitará  el lugar del bautismo del Señor. Así como Pablo VI se reunió con el Rey Husein I, Francisco lo hará con Abdala II, descendientes de Mahoma. Los dirigentes civiles jordanos y su propio Rey, juegan un papel importante en el diálogo con importantes sectores moderados del Islam y  desarrollan esfuerzos permanentes y concretos tendientes a la tolerancia y a aliviar la muy difícil situación de los cristianos, que orilla la supervivencia misma, en oriente medio.
Continúa con Palestina e Israel peregrinando por lugares sagrados y sosteniendo reuniones con dirigentes civiles y líderes de las religiones monoteístas. Visitará campos de refugiados palestinos y sirios y sin duda que apelará a la profundización del diálogo entre judíos y palestinos cuyas conversaciones han estado estancadas y aún no tienen un dinamismo sólido tendiente a la paz en la región.
La preocupación de Francisco por Siria estará muy presente y debiera recordarse enfáticamente el fortísimo esfuerzo diplomático y el llamado a la oración mundial por la paz, en septiembre del año pasado, con lo que hizo una contribución esencial en detener la guerra inminente. Podría decirse con propiedad que detuvo una guerra ya decidida.
Las expresiones de rechazo a la presencia de Francisco en Tierra Santa sin duda que expresan las tensiones extremas de distintos sectores políticos y religiosos extremos que en realidad hacen una lectura del viaje de Su Santidad en clave de inmediatez política, intereses particulares o estrategias globales adversas no solo a la Santa Sede sino antirreligiosas. Como ha sucedido a lo largo de la historia, son muchos e importantes los poderes que salen perjudicados en la solución de los conflictos, el advenimiento de la sola esperanza de paz y la fuerza de la esperanza religiosa del ser humano.

Bartolomé I, en el discurso ecuménico a Francisco, le expresó que "es necesario hacer creíble el testimonio cristiano mediante la unidad de las iglesias"; también para "afrontar la crisis económica mundial y las tendencias mundanas que reducen la vida solo al horizonte terreno". El Papa, dijo también el Patriarca, "ha experimentado como pocos otros la amargura del sufrimiento y de la miseria humana". Las animosidades que despierta la tremenda y creciente fortaleza moral de Francisco en el planeta serán siempre menores frente al desafío del proceso ecuménico y el diálogo interreligioso en marcha, y sobre esa base y con la impronta de Francisco, existe esperanza para las dramáticas experiencias vivenciales de los cristianos en medio oriente y una luz de esperanza para la paz.

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