Desaparición forzada de personas
Que los extremos se tocan no sólo es una ley
culturalmente difundida, sino que es un hecho fácilmente constatable en la
realidad social. Y esto se comprueba una vez más en las agresiones que sufre
hoy el pensamiento cristiano y la Iglesia Católica en particular.

Francisco pone a los pobres y a las periferias en el
centro de la escena y condena al sistema imperante a nivel planetario, que
genera hambre, pobreza y guerras, a causa de la locura y avaricia de unos pocos
y que además está destruyendo al
planeta, es decir a los hombres y a su entorno. Eso molesta considerablemente a
los poderosos y así vemos que los dirigentes de la extrema derecha
norteamericana y europea están desarrollando una crítica sistemática al pontífice,
comenzando por Donald Trump y continuando por los resucitados grupos políticos
neonazis europeos.
En nuestro país, como no podía ser de otra manera, los
empleados de las grandes corporaciones financieras, ligados a la usura y al
narcotráfico, repiten a coro los ataques a Francisco. José L. Espert, expositor
del pensamiento ultraliberal “de derecha”, se esmera para ser el más grosero.
Pero siguiendo la línea histórica de la “ultra
izquierda”, sus representantes continúan trabajando para quienes les pagan. En épocas de la denominada “guerra fría”, la
central de inteligencia norteamericana (CIA),
prestó especial atención en impulsar a sectores trotskistas y otros grupitos
ultraizquierdas, para que se enfrentaran con los Partidos Comunistas que
dependían de la URSS. Para esta operación dos “fundaciones” fueron el principal vehículo para dotar de fondos (y
de “doctrina”) a estos pequeños núcleos:
la Fundación Rockefeller y la Fundación Ford. Hay cientos de
publicaciones que demuestran la estrecha vinculación de estas pantallas de la
CIA con los grupos trotskistas y afines en toda América Latina. Con las
modernidades de “la globalización” aparecieron las ONGs más esotéricas (La
Asociación de Lesbianas de Burquina Faso es una de ellas) mediante las cuales
la CIA sigue “dando letra” y recursos a “grupos progresistas” para enfrentarse
siempre con los movimientos populares latinoamericanos. En nuestro país desde
1930 en adelante, “la izquierda” invariablemente estuvo en contra de los movimientos
populares y los “ultras” se lucieron siempre en el campo antipopular.

En la Argentina y en el mundo se encuentran
ampliamente difundidos los mecanismos de anticoncepción por lo que en este caso
no estamos planteando una cuestión religiosa o moral. Una discusión es la
anticoncepción por métodos no abortivos y otra las campañas pro abortos. El
aborto es un asesinato de un ser vivo, es decir es una “sustracción forzada de persona”.
En nuestro país hemos sufrido una de las más feroces
dictaduras oligárquicas de toda la historia, donde se utilizó la desaparición y
sustracción forzada de personas, es
decir su asesinato como forma de reprimir al pueblo argentino. No compartimos
los asesinatos, ni en masa, ni selectivos. Estamos en contra de los asesinatos,
los de la dictadura oligárquica, como los de los abortos. Estamos en contra de
todo asesinato.

Los argentinos sufrimos mucha violencia impulsada por
la CIA y por los inspiradores de los golpes como el que encabezó Martinez de
Hoz con el apoyo del sistema financiero internacional en general y
norteamericano en particular (es decir por la usura y los fondos buitres).
Nuestro pueblo quiere vivir en paz junto a todos los
pueblos del continente, reconstruyendo nuestra unidad y decidiendo sin
violencias ni imposiciones foráneas, una vez más podemos decir, ni yankees ni marxistas, sino argentinos y latinoamericanos que queremos
vivir en paz y unidad, con justicia social y en libertad sin imposiciones
foráneas.
Lic. Jorge Benedetti
Sociólogo