DROGA
Y VIOLENCIA O JUSTICIA Y SOLIDARIDAD
(todos debemos decidir)
Frente
a los irracionales pedidos de “mano dura”
que en forma reiterada se escuchan por los medios de comunicación, resultan
significativas las tareas de inclusión que
-atendiendo a razones de estricta justicia– muchos argentinos realizan
en las zonas más humildes de nuestro país.
En
una nota anterior publicada en esta columna, recordábamos una frase del padre
Pepe Di Paola, quién expresaba en la presentación de un libro del periodista,
escritor y dirigente deportivo Víctor Lupo, que “donde entra una pelota no entra
el paco”.
Semanalmente
desde esta columna y en este periódico, mostramos que la realidad es muy
distinta de cómo la pintan los medios de comunicación masivos y que hay muchos
argentinos, dentro y fuera de los barrios humildes (pero dignos), que luchan a
diario por construir una comunidad mejor.
Nos
referiremos brevemente a dos casos que hoy se pueden comprobar en el barrio de
La Carcova y otros barrios vecinos en “la franja”.
Daniel
Juárez es entrenador y manager de la Selección Argentina Juvenil de Cricket
(deporte “paquete” si los hay), pero un día decidió acercarse a la Villa 21 de
la Capital y proponerle al cura Pepe encarar la difusión de ese deporte como
mecanismo de inclusión social. Muchos dijeron ¿qué tiene que ver una Villa de
nuestro país con ese deporte “gringo” y no muy popular? pero Juárez y Pepe no se
amilanaron.
El
proyecto avanzó pero no se quedó en la Villa 21, sino que el año pasado decidieron
comenzar a desarrollarlo, desde la parroquia San Juan Bosco, en La Carcova. A
10 meses de estos inicios, hoy algunos pibes de la zona han sido convocados al
seleccionado nacional.
Las
prácticas comenzaron en la precaria, pero muy útil cancha ubicada frente a una
fábrica de cables de la zona, pero ahora
se trasladarán a las instalaciones del CEAMSE.
Daniel
Juárez, con la colaboración en La Carcova de Franco Civila, junto a algunos
integrantes del seleccionado nacional, se proponen avanzar dado que “es una herramienta de prevención, usada
para inculcar la cultura del trabajo y el esfuerzo”. El proyecto ganó el
Premio Mundial al Desarrollo Vinculante, otorgado por la International Cricket
Council (organismo mundial rector de ese
deporte).
La
tarea deportiva, que incluye el conocido “tercer tiempo”, constituye una
expresión que permite resaltar los valores de cohesión, fraternidad y esfuerzo
colectivo. Sin dudas nuestros lectores y muchos millones de argentinos desconocen
una realidad como esta.
Vayamos
a otro ejemplo que hemos mencionado brevemente en esta columna y que nos remite
a Daniel Carrizo, o simplemente “Dracu” como lo llaman sus amigos, su historia
y su esfuerzo para organizar comunidad por medio del deporte para los pibes de nuestros barrios.
Dracu
tuvo una juventud compleja, que transcurrió por caminos que no fueron los
mejores, hasta que en un enfrentamiento con la policía, recibió 9 balazos a
consecuencia de los cuales quedó en silla de ruedas. Esta difícil circunstancia
lo llevó a poner su vida al servicio de los pibes del barrio para evitar que
tuvieran los sufrimientos que él debió padecer.
De
esta manera se propuso utilizar al deporte más popular de los argentinos como
un mecanismo de transmitir afecto, solidaridad, compañerismo y disciplina. Como
en el caso del cricket, el entrenamiento se desarrolla en la cancha antes
mencionada, con la dificultad de que cuando llueve la misma no pude ser
utilizada. Los amigos de Generación Francisco le donaron las camisetas para los
pibes, pero necesita más botines y una ayuda para construir una plataforma de
cemento alrededor de la cancha para poder practicar cuando hay barro (el patio
de la escuela de oficios San Romero de América, ubicado detrás de la Capilla
del Milagro no es lo suficientemente amplio para la actividad y tampoco permitiría
desarrollar las tareas escolares de dicho Instituto). Nos preguntamos ¿no habrá
alguna empresa, cámara o institución que pueda ayudarlo para solucionar estas
necesidades, en lugar de aumentar sus gastos en medidas de seguridad con pésimo
resultado social?
De la
misma manera que las naciones cuyos dirigentes provocaron las guerras que se
desarrollan en Siria, Libia u otros países de Medio Oriente y así mismo las
situaciones de injusticia y hambre que la explotación de las riquezas ha
generado en muchos países de África, hoy deben reflexionar sobre los flujos de
refugiados que la conciencia de la humanidad les reclama asistir. Los que han
dado la espalda a muchos argentinos marginados y excluidos por un sistema
injusto, deben reflexionar sobre la manera de distribuir las riquezas de una forma más equitativa.
En un
mundo y en una Argentina con una grave crisis de dirigencia, les corresponde a
las comunidades hacerse cargo de resolver
los problemas de nuestro pueblo y obligar a quienes tienen
responsabilidades dirigenciales a colaborar es esta acción. De todos nosotros depende.
Leopoldo Hernández y equipo
Nota: Agradecemos a la revista Villas por el aporte de material gráfico
y periodístico para la confección de este artículo.
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