“La Franja”
¿Quién es Adolfo?
El es cura de la Villa.El que en lugar de tener una capilla tiene una bicicleta.
Una de
nuestras intenciones es mostrar los personajes destacados que habitan en la
franja. Con los antecedentes del copete, que sin dudas llamaron nuestra
atención, nos propusimos conversar con Adolfo y lo ubicamos en la capilla del
Rosario, del barrio Costa Esperanza, pero este fue sólo un lugar para conversar,
dado que Adolfo no tiene una residencia fija para ejercer su ministerio, da
Misa en las esquinas, en una institución, donde sea necesario… Si viene una familia de bolivianos que
trabaja en el mercado hasta las 11 de la noche y quieren celebrar una Misa en
recuerdo del abuelo que falleció hace un mes, ¿qué les digo, que vengan a la
capilla a Misa de 7? No, celebro con
ellos a las 11. Además acá en
la Villa se aprende de todo, desde sepultar a los muertos, hablar con la
policía, hasta cocinar, nos dice. Lo ayudan algunos laicos, entre otros su
madre, que -viviendo en Capital- lo
acompaña los domingos.
Adolfo Benassi, de 43 años, entró al
seminario a los 18 y se ordenó a los 26 y se propuso trabajar con los pobres,
compartiendo la vida y aprendiendo de ellos, con espíritu misionero y sin
límites. Así trata de descubrir lo que hace el pueblo, valorando sus
tradiciones y proponiéndose “estar” con
el pueblo, “pues Dios obra en el pueblo y
este se evangeliza sí mismo”.
Ya como
seminarista trabajó en las villas y cuando se ordenó, hace 18 años, fue a la
parroquia del cura Rodolfo Ricciardelli, un verdadero paradigma. Nos atrevemos
a decir que se formó en la mejor escuela de los curas villeros: Santa María Madre
del Pueblo.
Ricciardelli,
(Richard para los amigos) falleció el 13/7/08, a los 69 años, de un cáncer de
médula. Fue uno de los fundadores del Movimiento de Curas para el Tercer Mundo,
participó de la vuelta definitiva de Juan Perón del exilio y peleó duramente y
casi en soledad contra los desalojos ordenados por la dictadura en el Bajo
Flores.
Cuando
falleció, el cura Pepe Di Paola, lo recordó diciendo: "Su fe, su fuerza, lo hizo durar mucho más y hasta último momento
estuvo con nosotros, los curas villeros. Nos deja su cristianismo popular, el
amor al pueblo y además un rayo de santidad".
Richard vivió
hasta los últimos instantes fiel a su tarea y a pesar de las dificultades
producto de su salud, siguió involucrado con los villeros, a tal punto que pocos
días antes de su muerte estuvo en la capilla de Itatí y firmó la carta contra
el plebiscito sobre las Villas que proyectaba M. Macri entonces Jefe de
Gobierno. El documento se manifestaba contra la “erradicación” y favor de la "integración urbana”, señalando,
que “es fundamental poner el oído en el corazón
del villero para que las posibles soluciones no provengan de técnicos que
ignoran la realidad y que en lugar de mejorarla la empeoran".
"Ante el planteo de urbanización –que preferimos al de
erradicación, la cual nos recuerda las topadoras- nos preguntamos qué
significa. Porque si urbanización es que la cultura porteña invada con su
vanidad la cultura villera, pensando que progreso es darles a los villeros todo
lo que necesiten para ser una `sociedad civilizada`, no estamos de
acuerdo".
El
documento lleva las firmas de Ricciardelli,
Benassi, Di Paola y todo el Equipo de Curas Villeros que dependía del entonces
arzobispo Bergoglio.
Adolfo, al
tiempo que cuenta que uno de los “requisitos” que acordó con el obispo hace 6
años es no estar a cargo de una parroquia, recuerda la historia junto a Ricciardelli
de esta manera:
Adolfo Benassi: La primera parroquia propiamente villera,
que cumplió 40 años, fue Santa María Madre del Pueblo, en la que estaba
Vernazza (se refiere a Jorge
Vernazza, conocido como “el cura de los pobres”). Después Vernazza siguió trabajando durante muchos años pero no vivió
ahí, iba y venía por su salud, la que de hecho lo llevó a la tumba. Pero
Ricciardelli, que estaba todo el tiempo, tampoco quería que hubiera una
parroquia. Pero a fin del año 75, el Card. Aramburu, que veía venir toda la
maroma que llegaría después, vio la necesidad de hacerla parroquia para que los
militares no tuvieran tanta facilidad de erradicarlos, porque al ser una parroquia,
está en un territorio, el templo, hay un párroco y ya la cosa se les complica.
De hecho no pudieron sacarlos, se erradicó casi toda la villa y quedó la
parroquia, la guardería, el comedor y permanecieron unas 15 familias y el padre
Ricciardelli firme al lado de la gente. Lo gracioso que contaba Ricciardelli es
que en esos años, en que prácticamente no había villa, fueron los de más tarea,
porque venían los villeros echados de todos lados, pues era un punto de referencia, venían los
bolivianos a hacer sus fiestas, a bautizar a los chicos, a casarse.
LH: ¿Está en la que era la Avenida “Del
Justicialismo”, que en la dictadura se la bautizó como Perito Moreno, en frente
de la cancha actual de San Lorenzo?
A.B.: Sí,
ahí estuvo Ricciardelli. Ahí trabajaban Yorio, Jalics, Vernazza.
LH: ¿Te referís a Orlando Yorio y Francisco
Jalics que fueron los curas “chupados” durante la dictadura y que algún infame
quiso acusar a Bergoglio de haberlos entregado?
A.B.: Pero
no es cierto, no es cierto. Estando
con Ricciardelli me consta porque él me contó un montón de veces cómo fue y
también la gente mayor del barrio que aún vive y
que trabajó con él.
L.H.: Yo te puedo asegurar que Bergoglio hizo
cosas difíciles de digerir para salvarlos…
A.B.: A
veces hay que hacer cosas intragables. Richard siempre contaba que uno de los
peores momentos de su vida sacerdotal,
antes de dedicarse de pleno a la villa,
tuvo que pagar derecho de piso y lo mandaron con su tío, que era cura en
Santa Elena, que es donde van los militares. Dice que una vez le tocó bautizar
al nieto del almirante Rojas, se quería morir, “fue el día más feo de mi vida”
decía. ¡Peronista a muerte Richard y tener que bautizar al nieto de Rojas!
LH: ¿En qué año te ordenaste?
A.B.: En
el año 98, primera ordenación con Bergoglio como arzobispo de Bs As, muere
Quarracino en febrero del 98 y en marzo me ordena de diácono y en octubre de sacerdote.
LH: ¿Vos de entrada fuiste a la villa o a otro
lado?
A.B.: De
seminarista estuve en varias parroquias, en el barrio Piedra Buena, trabajando
en los monoblocks y en la Villa 17-Pirelli que ya prácticamente no existe,
quedaron varias familias en unas diez casas, a las que sigo vinculado yendo una
vez al mes a celebrar Misa con la comunidad boliviana sobretodo. Ahí tuve mi
primera fiesta grande de la Virgen de Copacabana que ahora prácticamente es una
de las cosas a las que más me dedico, pues aquí hay una comunidad importante y
el 5 de agosto es la fiesta de la independencia de Bolivia y el 6 la
celebración de la Virgen, por lo que se festeja todo junto.
Adolfo
y sus programas
El padre
Adolfo no desaprovecha los instrumentos que tiene a mano, como por ejemplos las
radios FM. Tiene dos programas, “Encontrándonos” en radio 91,9, FM Remo, del
Barrio Libertador, los martes de 20 a 21 hs., y en FM 100.1, Añoranzas, del
Barrio UTA, los jueves de 14 a 15, “Peregrino de la Esperanza” (que es el
título de un chamamé). Pasamos chamamé –nos dice- pues la música folclórica
argentina trasmite valores cristianos, sobre todo algunos conjuntos, como por
ejemplo “Los de Imagüaré”.
L H: Vayamos a Costa Esperanza
y alrededores. ¿Cuándo empezó tu tarea? Pues antes estaban los franciscanos…
A B: Lo primero es reconocer a aquellos que han
trabajado aquí, en realidad no han sido los franciscanos, lo digo para darle el
lugar que corresponde a los que trabajaron acá muchos años. Si hay que poner un
nombre -entre muchos- es el padre
Rolando Roiatti, que ahora está en Ciudadela en el Instituto Elizalde, que fue
muchos años párroco de Luján del Buen Viaje. Acá hubo un trabajo fuertísimo desde
que empezó el barrio en el 98. Un trabajo que, hasta que llegué, fue más bien
de tinte social: comedor, psicólogos, médicos, apoyo escolar, talleres, becas
para los chicos en las escuelas. De todo hubo, muy bien trabajado desde
Cáritas. Cuando llegué se agregó una parte que se podría decir más apuntada a
lo religioso, que -aunque las dos cosas van unidas- es un poco más a lo que me
dedico, pues para hacer lo otro hacen falta recursos y ahora no los tenemos
tanto como antes, sobre todo el padre Rolando es italiano y venía plata de allá.
Hoy el comedor se trasladó a otra capilla en la que hace muchísimos años que están
las monjas, otras a las que hay que valorarles su trabajo, primero estuvieron
las hermanas del Espíritu Santo que hicieron un trabajo grandísimo en la zona y
desde hace 6,7 años, están las de la Presentación de la Virgen Niña, con la
hermana Rocío a la cabeza, que es un fierro, está grande pero se mantiene y han
hecho un trabajo muy valioso en Loma Hermosa y que es importante que se conozca.
Y hubo otros grupos, porque es importante hacer memoria, porque si no parece
que el mundo empieza y termina con uno y hubo mucha gentesque trabajó mucho y
que dio la vida. Me han contado los vecinos que incluso al padre Rolando lo
golpearon por defenderlos y la pasó mal.
LH: ¿La parroquia Del Buen Viaje es la que
está en la ruta 8?
A.B.:
Efectivamente, nosotros pertenecemos a esa parroquia, si bien yo me muevo con
mucha libertad gracias a la generosidad del obispo y de los curas de la zona,
porque cuando llegue pedí no ser párroco, entonces arreglé con el obispo, le
dije “canónicamente, ¿qué es lo que menos existe?” Porque no se puede estar en
el aire, existe una figura graciosa en el Código de Derecho Canónico que no
permite “los clérigos vagos”, vagos en el sentido que no tienen un domicilio,
entonces me nombró capellán. Yo soy capellán externo, o sea que no tengo
residencia en la parroquia del Luján del Buen Viaje y lo mismo de la Inmaculada
de Suarez, lo cual me da todos los atributos como si fuera un vicario
parroquial, puedo casar, bautizar, celebrar Misa, sin estar pidiendo permiso,
trabajando en cierta consonancia con los párrocos, pero no me obliga a estar en
un lugar fijo, me muevo con mucha libertad. Dada las características de la zona
tampoco recibo ayuda económica de ningún tipo, aunque sería lo correcto. Pero
al contrario, nosotros tratamos de colaborar con lo que podemos.
L.H.: Dos preguntas, ¿De dónde sale el nombre
de Costa Esperanza y cuántos habitantes tiene?
A.B.: El
padre Rolando quería llamar al barrio Nueva Esperanza, pero en ese momento
había una novela en la TV que hablaba de Costa Esperanza y entonces entre la
idea original y como una cargada, terminó con ese nombre, estamos rodeados por
agua, pero no es una playa (risas). Con relación a la cantidad de gente que
vive ¡Sólo Dios lo sabe! Se habla de
3.000 familias, unas 13.000 personas, lo que creo está bastante cerca de la realidad. Son
hombres y mujeres trabajadores, que anhelan que esto se urbanice. Ustedes hablaban
de lo bueno que sería que los profesionales vinieran a colaborar, eso sería
bienvenido, si pudiéramos sentarnos y hablar de cómo regularizar la tenencia de
la tierra, normalizar el tema de la luz, la gente quiere pagar, pero Edenor no
quiere. Los vecinos quieren arreglar el tema del agua, aparentemente es una cuestión de AYSA y el
intendente no puede hacer nada, el tema de la basura es muy importante, pero
para eso hace falta ayuda técnica y del Estado, la gente no puede hacer zanjeo
pues no tiene máquinas, el tema de las inundaciones es fundamental, porque acá
caen dos gotas y se inunda todo. Sería muy bueno hacer un plan entre todos,
pero no como en la Capital que hablaban de urbanizar y para ellos eso era sacar
todo y en el mejor de los casos mandar a la gente a monoblocks que son un
desastre desde lo edilicio y desde lo social. En un edificio viven 200
familias, si tenes uno que “chorea” arruina a todos, no pueden vivir, no
funcionan las luces, los roban a ellos, no pueden recibir a una visita. La
gente extraña cuando vivían en la villa, dicen “allá había aire y nos
conocíamos con los vecinos”, pues juntan gente de cualquier lado y las mandan a
un mismo edificio, tengamos en cuenta que mucha gente no se va de la villa por el
cariño que le tiene a los vecinos.
L.H.: ¿Cómo tiene que seguir la Iglesia
el trabajo en estos barrios?
A.B.:
Yo no soy quién para decir, para eso
están los obispos, los teólogos, pero creo que hay que escuchar a la gente,
caminar junto a ellos, estar convencido de que el pueblo es Iglesia y por lo
tanto debe construir su propia historia como Iglesia.
Los tres pilares de la Teología y de la
Pastoral Popular, que lamentablemente algunos son discutidos y combatidos
(desde adentro y desde afuera) son: La Virgen, el Bautismo, masivo, simple,
popular como fue la evangelización de América (el bautismo de los pobres) y el
culto o respeto de los difuntos. Acá en Bs As hay algunos problemas, muchos no
se dan cuenta la fuerza que tiene la presencia de la Virgen en el proceso de
evangelización, lo mismo pasa con las misas de los difuntos, las costumbres en
el interior y en los países vecinos son distintas, no se puede decirle a la
gente que recuerde a sus deudos en la Misa comunitaria dominical.
En este
momento lo vienen a buscar, tiene un compromiso, es una celebración en una
esquina. Nos saluda con afecto, toma su bicicleta y se va a ejercer su
ministerio en la Iglesia (no en el templo), porque el pueblo es Iglesia.
Leopoldo
Hernández y equipo
leopoldohernandez.sm@gmail.com
“La
Cofradía del Negro Manuel”
En la zona
se habla de una organización de vagos alentada por Adolfo, denominada “La
Cofradía del Negro Manuel” (el esclavo que siempre acompañó la imagen
de la Virgen de Lujan). Cuando le preguntamos se ríe y nos dice que esas cosas
son algunas de las genialidades de Rafael Tello, sacerdote y teólogo argentino
que se refugió en Luján y entre otras
cosas trabajó organizando a los vagos y a los linyeras. Tello además fue el
impulsor de las peregrinaciones juveniles a Lujan y nos cuenta que tenía –entre
otras- como preocupación formar cuadros católicos que sean de barrios pobres y
que vengan de cultura popular y no tengan todos “los rollos clericales”. Así
fue como empezó a juntar a los vagos y hoy en Lujan se hacen los encuentros de
los vagos y de los linyeras. Nos cuenta que la primera experiencia grande fue
la marcha caminando con la Virgen de Lujan a Mendoza para el Congreso Mariano
del 80, cuando llegan no los dejan pasar, estaban todos sucios, con cara medio
de chorros y alguien que los conocía los vio, los hizo pasar y fueron a
ubicarse al lado del enviado papal y allí los muchachos sintieron que tocaban
el cielo. Ellos han recorrido toda América llevando la Virgen.
Nos dice
que no se busca que los vagos cambien. Si
la Virgen quiere, ella los va cambiar. Algunos son borrachines, otros
estuvieron en la cárcel, la Virgen los evangeliza. Destaca que detrás de
todo esto estaba Tello y “la teología
popular argentina”, que ahora se ve reflejada
en muchos pensamientos del papa Francisco. Esto no es la teología de la
liberación (que en muchos casos estaba alejada de la realidad), esto es una
cosa bien popular y original.
Otra distinta en la educación para pocos -nos dice- estar bien educados no es garantía de ser
una buena persona. De hecho muchos de los grandes atorrantes que tenemos en la
economía, en los juzgados y en la política, son ex alumnos de la Universidad
Católica.
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