La cultura popular en “La Franja”
Onda expresión correntina de nuestra fe popularen la cruz de Antonio Gil el pueblo viene a
rezary a su modo, clama al cielo por la justicia
socialy por ese catecismo que no le supimos dar. Julián Zini – Poeta y sacerdote
EL GAUCHITO ANTONIO GIL
La religiosidad popular está intrínsecamente vinculada a la cultura
popular y ésta a la fiesta. En “la
franja” (Partido de San Martín, Provincia de Buenos Aires, Argentina), donde viven hombres y mujeres provenientes de distintas provincias
argentinas y de países vecinos, se
reproducen muchas de las expresiones de religiosidad y cultura popular que se
presentan en nuestro país y éstas expresan datos de las culturas e historias de
nuestras comunidades nacional y latinoamericana.
La Virgen de Itatí es celebrada en especial por la comunidad
correntina, Nuestra Señora de Copacabana es ruidosa y alegremente festejada por
la comunidad boliviana, la Virgen de Caacupé por los paraguayos y así muchas
otras devociones. Una de ellas, recordada y destacada originalmente por correntinos
y litoraleños, es hoy una festividad que se celebra en todo el país (y en los
vecinos), nos estamos refiriendo a la del “Gauchito Gil”.
Si bien la primera cruz y luego “santuario” recordatorio del
“Gauchito” se levantó en Mercedes (Corrientes), sus imágenes y ermitas se
reproducen a lo largo y a lo ancho del país, encontrándose oratorios desde los
Valles Calchaquíes (Salta), hasta Ushuaia (Tierra del Fuego). Los lugares elegidos
son cruces de camino, donde se atan a un árbol o a una caña tacuara, las cintas
rojas que lo identifican. En estos lugares los caminantes, automovilistas y
camioneros lo saludan pidiendo protección
para el viaje.
¿Quién fue el Gauchito Gil?:
De Antonio Mamerto Gil Núñez, más conocido como “el Gauchito Gil”, o
como Curuzú Gil (del guaraní curuzú = cruz), no hay datos exactos sobre su vida,
pero podemos afirmar que nació aproximadamente entre los años 1830 y 1840
(probablemente más cerca de este año) y que falleció aproximadamente en 1870, a
fines de la guerra al Paraguay. Si bien la tradición oral no es exactamente
coincidente, hay acuerdo en que la fecha de su deceso fue el 8 de enero.
Algunos lo recuerdan como un gaucho rebelde que ayudaba a sus vecinos pobres y
para ello inclusive se apropiaba de bienes de los más poderosos, como sucedía
con los gauchos rebelados contra una autoridad injusta. Otros simplemente
afirman que era un hombre leal, creyente, de palabra y gran corazón, e integrante
del Partido Federal. En esos años Bartolomé Mitre, en alianza con el Imperio
del Brasil y a instancias de Gran Bretaña, decide participar de la denominada
Guerra de la Triple Alianza, a fin de castigar una de las experiencias más independentistas
del continente, la desarrollada por la nación guaraní.
Mientras los países de la región subordinaban sus políticas a la
división internacional del trabajo, cumpliendo el papel de simples proveedores
de materia prima y en estrecha vinculación con la potencia dominante (Gran
Bretaña), la República del Paraguay había concretado una política claramente
independiente, alcanzando un gran desarrollo industrial. Así construía
ferrocarriles, telégrafos, fábricas de pólvora, papel, loza, azufre, tintas,
etc., explotaba caleras, extraía salitre, tenía obrajes estatales, una
importante fundición en Ibicuy, flota fluvial y de ultramar propia (once buques
de vapor y 50 veleros), había diversificado sus cultivos y sostenía una fuerte
presencia del Estado en la economía. Además para desarrollar su industria, había
prohibido exportar materias primas, los extranjeros tenían vedado adquirir
tierras, no comerciaba ni suscribía empréstitos con los británicos y tampoco
entregaba sus servicios públicos a los capitales de esa potencia. Paralelamente
había decidido que “todo esclavo, por el
sólo hecho de pisar tierra guaraní deviene en hombre libre” (¡Qué
inquietante medida para su vecino el Imperio del Brasil, que sostenía su
economía en base al trabajo esclavo!), logrando al mismo tiempo una importante
distribución de la riquezas, contando además con un sistema de protección
social para los más débiles (viudas y huérfanos). Sin dudas era un pésimo
ejemplo para las oligarquías de sus vecinos e insoportable para la citada potencia
dominante.
Frente a esta guerra, muchos hombres y mujeres, a lo largo de todo el
país, se pronunciaron y levantaron, negándose a pelear contra sus hermanos
paraguayos y por la infamia que significaba esta alianza. Desde José Hernández
hasta Felipe Varela y López Jordán, numerosas fueron las expresiones y
resistencias a la guerra, las que se multiplicaron en todo el territorio y muy
especialmente en las provincias del litoral. Inclusive, desde su residencia en
Francia, Juan Bautista Alberdi la condenó, calificándola como “la guerra de la triple infamia”.
Antonio Gil, como todos los hombres del Partido Federal (de allí el
color de sus ermitas), se pronuncia contra la guerra y se niega a participar de
ella, convirtiéndose para el mitrismo en un “gauchillo
alzado” o en un “gauchillo y
desertor”.
Por
esta causa es detenido y trasladado a Goya para juzgarlo. El pueblo al
enterarse se moviliza reuniendo firmas para lograr su liberación, la que
finalmente es dispuesta por la autoridad local. Pero los detenidos en la
mayoría de los casos no llegaban a ser juzgados y Antonio Gil, sabiendo que lo
iban a ejecutar, le dijo al sargento que lo trasladaba “no me mates porque la orden de perdón viene en camino”, a lo que
este le replicó “de esta no te salvas”.
Frente a ello, Antonio le manifiesta que cuando regrese a Mercedes le
comunicarán que su hijo se estaba muriendo y que -como iba a derramar sangre
inocente- lo invocara para que él intercediera ante Dios para salvarlo (Era
bien sabido que la sangre de inocentes servía para pedir milagros). De todas
maneras la suerte “del Gauchito” estaba sellada y luego de una burla el
sargento lo ejecutó. Cuando el milico vuelve a Mercedes se entera del perdón y
recordando las palabras del Gauchito se dirige a su casa comprobando que su
hijo de corta edad, tenía altísima fiebre y había sido desahuciado. Frente a
esto se arrodilla e implora al Gauchito para que intercediera por la vida del
niño. A las pocas horas el milagro estaba concedido y el sargento -con ramas de
ñandubay- construye una cruz, la que carga sobre sus hombros, volviendo al
lugar donde había asesinado al Gauchito, para colocarla y pedir perdón. La cruz
dio el nombre al cruce de caminos y se fue convirtiendo en un lugar de
peregrinación alcanzado la dimensión con
que hoy se la conoce.
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Av. Central - Ermita del Gauchito Gil
en el barrio La Carcova
Lic. Jorge Benedetti
Dicen que fue su delito soñar con la libertadNo aguantarse la injusticia y alzarse al monte nomasTal vez por eso mi gente le reza cada vez másY hay quien dice que a la larga mi pueblo lo va a imitarJulián Zini
Qué dice la Iglesia Católica sobre la devoción al Gauchito:
El Obispo de Goya, Ricardo Faifer, junto a los sacerdotes de su
comunidad, han firmado cartas dirigidas a los peregrinantes, donde entre otras
cosas hacen referencia a la “Novena a la Cruz Gil”, la que fue publicada por la
Editorial Santa María y cuyos autores son Luis Adis, Vicario General del
obispado y Julián Zini, quien además de ser Vicario Episcopal para la Cultura,
es poeta y autor de numerosos y conocidos chamamés, como “Memorias de la
sangre”, “Avío del alma”; “María de los lapachos”, Ñandé Roga”, “Cambá caridá”;
“La distancia”, entre muchos otros.
Mons. Faifer recomienda la novena “porque
es un material para enriquecer con la Palabra de Dios el recuerdo de Antonio
Gil y de nuestros queridos difuntos”, explicando el valor de la Cruz en la
fe de los creyentes. Además manifiesta que “Antes que nada, y porque la Cruz
Gil es un lugar y un acontecimiento donde miles de bautizados van a rezar,
deseo estar junto a ustedes, los acompaño y bendigo los esfuerzos y sacrificios
que ustedes hacen para expresar su fe de esta manera. En esta devoción de algún
modo, estamos continuando el culto que la tradición campesina tributó, desde
antiguo, a sus fieles difuntos. Perduran ciertas expresiones de religiosidad
que en su celebración incluyen la música, el baile, el rezo y el convite”.
Más adelante agrega que “Es oportuno advertir cómo espontáneamente muchos hermanos correntinos
unen al recuerdo de la Cruz de Antonio Gil una sentida devoción a la Madre del
Señor, en la imagen y advocación de nuestra tierna Madre de Itatí.”
Por último concluye: “Queremos asumir este difundido recuerdo de Antonio Gil y ayudar a su
purificación y mejoramiento con la Palabra de Dios. Por todo esto, y como una
‘ayuda pastoral’ para nuestra fe y nuestra oración, les presento hoy esta
Novena y apruebo su publicación”.
De
esta manera la fe y la cultura popular se unen en el recuerdo de un mártir de
nuestro pueblo, gaucho federal, hombre leal y patriota y muy recordado en “el
otro San Martín”.
Leopoldo Hernández y Equipo
GAUCHO DE J.L. SUÁREZ
Hermana
Patricia V. Ataria
Caminando Suárez, no
podrán negar
la fe de mi pueblo
simple y popular.
Fe de los abuelos, y de
más atrás,
Que nos trae la Virgen y
muchos santos más.
En muchas ermitas, rojo
carmesí,
se alza entre banderas
el Gauchito Gil.
Rojo de esperanza, rojo
de pasión.
¡Con tu vino alegramos
nuestro corazón!
En
cada esquina, fiel,
del
pobre, defensor
Gauchito,
amigo
dejame
arrimar a tu santidad
y
llevame a Dios.
De Itatí a Lanzone,
Villa Hidalgo y más
Barrio Independencia,
Carcova total.
En 13 de Julio, Curita y
Luján
y, hasta en la Avenida
Márquez
te suelo encontrar.
Gaucho de mi pueblo,
gaucho Antonio Gil
tu sangre inocente, vida
dio al morir.
Vida que se enciende
contagiando amor;
Devolviendo a la
injusticia la gracia de Dios.
En
cada esquina, fiel,
del
pobre, defensor
Gauchito,
amigo
dejame
arrimar a tu santidad
y
llevame a Dios.
Hace ya unos años junto
a la estación
recibe los ruegos de
quebrada voz.
Ruegos que parecen mecer
su dolor,
chamamé que baila y
canta
el gaucho de Dios.
En
cada esquina, fiel,
del
pobre, defensor
Gauchito,
amigo
dejame
arrimar a tu santidad
y
llevame a Dios.
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