29 DE JUNIO – DIA
DEL PAPA – ORACION Y DECLARACION POR SUS INTENCIONES
El 29 de junio, solemnidad de San Pedro y
San Pablo, los católicos celebramos el día del Papa.
En esta oportunidad, elevamos nuestras
oraciones y nuestros deseos para unirlos a las intenciones del Papa Francisco,
muy especialmente en estos difíciles momentos del mundo donde las guerras, el
hambre y el ataque al medio ambiente ponen en peligro la vida humana sobre el
planeta.
Frente a esto, el papa Francisco levanta
su voz en un esfuerzo para preservar la vida de los más débiles y cuidar a la
madre tierra, poniendo límites a tanta locura. Mientras ello sucede, y no
casualmente, se ha desatado - en
especial en nuestro país - una brutal campaña en su contra con ataques de todo
tipo.
Quienes integramos el colectivo GENERACION FRANCISCO, junto a otros
fieles del Pueblo de Dios, hombres de otros credos y personas de buena voluntad,
nos reunimos para celebrar la Santa Misa, presidida por sacerdotes de las Villas
de la Capital y el Gran Bs. As. y ratificaremos nuestra adhesión a las
intenciones del Papa y nuestro mayor repudio a las acciones en su contra.
Esta celebración en el día del Pontífice,
se realizó en uno de los lugares emblemáticos donde el entonces Card. Jorge
Bergoglio, colocó su Cátedra y sus gestos, lavándole los pies a los chicos en
recuperación del Hogar de Cristo de Barracas.
La Misa se realizó a las 18 y las 18,30 hs.
se produjo la ratificación de las firmas y se entregará la declaración de prensa
FRENTE A LA CAMPAÑA CONTRA EL PAPA FRANCISCO
Nuestro mundo
padece un proceso tan irracional como brutal de concentración de las riquezas,
el que se desarrolla sin ningún tipo de normas que lo regule y como producto de
la imposición dictatorial de un reducido número de personas. Esto trae como
resultado que porciones cada vez más importantes de la población mundial se
vean excluidas, al punto de ser consideradas como “descartables”, mientras que
asimismo se genera una insensata destrucción del planeta, que va haciendo cada
vez más insostenible la vida sobre la tierra.
La dirigencia
política, social, cultural, no atina a poner los límites para que este
holocausto continúe; por el contrario, gran parte de ella asume una actitud
mediocre y sumisa para con los grupos de poder, por temor a perder las migajas
de poder o riquezas que estos les conceden por su silencio y obediencia.
En ese marco
desolador sólo una voz se levanta contra tanta insensatez y locura: la del papa Francisco, quien con su prédica y
fundamentalmente con sus actos, claramente se opone a la destrucción total de
la vida en el planeta, en especial la de los seres humanos de cualquier raza,
nacionalidad o religión.
Esto lo ha
llevado a evitar más bombardeos criminales sobre la población Siria, a alentar
la paz en Colombia, a mediar entre Cuba y los EE.UU., a continuar con los
esfuerzos para alcanzar la paz entre
israelitas y palestinos, convirtiéndolo en un verdadero apóstol de la paz,
enemigo de los traficantes y defensor de la vida.
Esta actitud, también lo impulsa a
proclamar que “esta economía mata”, lo destaca frente a un mar de silencio que
se parece mucho a complicidad. No sólo lo coloca como un referente de los
pueblos del mundo, sino como el blanco a batir por parte de los que quieren
someterlos.
Esto ha generado
una fenomenal e inusual campaña contra su persona, sus gestos y sus ideas,
comenzando en forma solapada, pero que ahora se ejecuta de modo sistemático y
desembozadamente desde múltiples ángulos.
Algunos pretenden
encontrar “desvíos” o innovaciones “no ortodoxas” en su pensamiento, otros
encaran oscuras conspiraciones palaciegas, con métodos dignos de novelas
medioevales, pero no encuentran sustento en el pueblo de Dios. Entonces han
concluido que a Francisco hay que castigarlo en donde más efecto produce su
prédica y su vida: en el seno de los pueblos y para alcanzar este objetivo los
grupos concentrados no escatiman esfuerzos.
Para ello nada
mejor que golpearlo en su propia casa: La Nación Argentina. Al principio,
fueron unos pocos infames ─siempre al servicio de los poderosos- los que
pretendieron vincularlo a la última dictadura oligárquica que padeció nuestro
país, pero cientos de testimonios dieron cuenta de sus actos a favor de los
perseguidos de esos tiempos. Con gran claridad las palabras del premio Nobel de
la Paz, Adolfo Pérez Esquivel y
otros dirigentes de las organizaciones de derechos humanos, dieron por tierra
la validez de esos ataques. Hoy -en el marco de la contrarrevolución
conservadora que vive el mundo- se pretende desacreditarlo por alguna de sus
actitudes, descalificándolas por razones político-sociales.
Francisco
claramente ha encarado la defensa de la vida en el planeta y en particular la
de los más débiles, los refugiados y desplazados por las guerras, los excluidos
por la desocupación generada por la especulación y la concentración de las
riquezas, así como la de los niños y los ancianos, enfrentando la usura, el
narcotráfico y la corrupción. En este sentido resulta imprescindible recordar
que “para
defenderse de la corrupción ayuda la austeridad, la pobreza y el trabajo noble”,
lo que no parece ser el modelo del mundo en que vivimos.
Hoy –como él
mismo manifiesta– hay prédicas que resultan “incomodas” y deben ser
silenciadas. En ese sentido afirma “¡Cuántas palabras se han vuelto molestas
para este sistema! Molesta que se hable de ética, molesta que se hable de
solidaridad mundial, molesta que se hable de distribución de los bienes,
molesta que se hable de preservar las fuentes de trabajo, molesta que se hable
de la dignidad de los débiles, molesta que se hable de un Dios que exige un
compromiso por la justicia”.
(EG 203).
Pero sus
exhortaciones continúan y, enraizándose con la prédica de los padres de la
Iglesia, manifiesta que “la solidaridad debe vivirse como la decisión
de devolverle al pobre lo que le corresponde”. (EG 189)
Así, de la misma
manera que manifiesta su solidaridad con “las
minorías vulnerables (que) son la
deuda de América Latina”[1],
se solidariza con quienes sufren la violencia como minoría sexual, como ha
sucedido en Orlando (EE.UU.), mientras que algunos dirigentes religiosos y
políticos de ese país han salido a justificarla.
Por otra parte en
su encíclica Alabado seas (Laudato Si),
partiendo de la tradición de la Iglesia y del pensamiento de San Francisco de
Asís, manifiesta la preocupación sobre el cuidado de la casa común, los
peligros del deterioro del medio ambiente, la cultura del descarte, la
contaminación del agua, los riesgos para la vida humana, el aprovechamiento de
los recursos naturales y la degradación social.
Asimismo, en su
exhortación sobre la familia comienza recordando la vinculación del trabajo con
la existencia misma de ésta y lo hace, no como una innovación de su
pensamiento, sino evocando un salmo del antiguo testamento.[2]
De esta manera su
reclamo se funda en lo más profundo de la tradición judeo-cristiana, en el
pensamiento de los apóstoles y los primeros pastores, y en el magisterio
latinoamericano y universal.
En ese sentido
para Francisco la “opción preferencial por los pobres” resulta una prioridad
pastoral, por eso recuerda las
palabras de Benedicto XVI cuando afirma que “los pobres son los destinatarios
privilegiados del evangelio”.
Su idea del
Pueblo se sustenta en la más antigua tradición, partiendo del hecho claramente
demostrado en el Antiguo Testamento de que la Alianza de Dios no es con una
persona sino que es con un pueblo.
En nuestro país
Rafael Tello y Lucio Gera han desarrollado profundamente la relación entre la
religiosidad del pueblo fiel y la cultura en la cual están inmersos. Evocando
su pensamiento y su influencia en el pensamiento del Papa Francisco, Juan
Carlos Scannone manifiesta que “en
América Latina son los pobres los que mantienen, como elemento estructural de
la propia vida y convivencia, la cultura propia del pueblo al que pertenecen
(Documento de Puebla n. 414)”, para agregar luego que “…la religión del pueblo, lejos de ser opio, posee un potencial de
liberación humana, como se ha demostrado en la lectura popular de la Biblia”.
En definitiva,
Francisco es un hombre de Dios y comprende claramente que la Providencia no
sólo no oculta, sino que tampoco disimula la verdad y esto es lo que molesta.
Molesta no sólo la solidaridad, la justicia, la ética, la coherencia, molesta esencialmente la verdad y ella es
lo que Francisco proclama.
Frente a esto
¡qué triste es observar hoy a quienes han degradado la tarea de los medios de
prensa o la función de la política!, convirtiéndose en arietes para intentar
derrumbar las murallas de la verdad.
El mundo observa
absorto cómo, mientras los pueblos del orbe y la inmensa mayoría de los
pensadores sociales y religiosos manifiestan su adhesión al accionar del Papa,
en Argentina, algunos políticos y grupos mediáticos, inclusive aquellos que se
identifican como si fueran católicos, se han convertido en un coro que repite
las consignas contra el papa Francisco.
Por esta causa,
quienes formamos el colectivo Generación
Francisco, junto a otros cristianos, laicos, religiosos, sacerdotes y otras
personas creyentes y no creyentes de todo el país, convocamos a manifestar nuestra fuerte adhesión al accionar del
papa.
Mientras se nos
quiere hacer creer que es normal que avance la pobreza y la exclusión y que se
naturalice la corrupción, Francisco
proclama la verdad y nosotros, como cristianos y hombres de buena voluntad, nos
comprometemos a acompañarlo en esta lucha.
[1]
Papa Francisco mensaje en
Chimborazo, Ecuador, julio 2015.
[2]
“Del trabajo de tus manos comerás, serás dichoso, te irá bien.
Tu esposa, como parra fecunda, en medio de tu casa; tus hijos como brotes de olivo, alrededor de
tu mesa. Esta es la bendición del hombre que teme al Señor. Que el Señor te
bendiga desde Sión, que veas la prosperidad de Jerusalén, todos los días de tu
vida; que veas a los hijos de tus hijos.” (Sal 128)